Unsegundo.
Un segundo, y mi vida mejoró. No había visto nunca tanta tristeza. Y sabía que devía hacer algo. Me senté a su lado y le pasé la mano sobre sus hombros. Él era el mayor macarra que yo había visto. Pero era una marca de cocaína que devía pasar. No sabía como animarle y me entraron ganas de llorar con él. Se tumbó en el suelo cabeza arriba. Reaccioné y le besé en los labios dos veces. Él me mordisqueó los míos, sabía que eso me gustaba. Simplemente pude llorar de felicidad. Al igual que él.
22deAgosto'O9.
Créeme...su sonrisa era perfecta. Sus labios tan perfectos. Ese momento lo había esperado desde hace medio mes, y por fin estaba ocurriendo. Bueno, aún no, pero tarde o temprano ocurriría. Miré por encima de su hombro. Había tres personas que nos miraban con ojos ansiosos y móviles en la mano. No quería que sacaran fotos, pero tampoco lo podía evitar. Entonces tras ese minuto, que a mi me había parecído 1 hora. Torció la cabeza. Sus labios torcieron con él. Sonreí. Y lo último que recuerdo es acabar con un gran Te quiero.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)